La titular de la Cartera, afirmó que los logros y avances en salud alcanzados a través de la Reforma, es “fruto del esfuerzo colectivo, y de una Rectoría que asume sus funciones indelegables con el valor de enfrentar intereses comerciales, industriales o de sectores minoritarios en beneficio del bien público: se trata de una Reforma que continúa avanzando en el marco de un MSP con capacidad técnica, pero acompañado de trabajadores y usuarios cuyo reclamo de participación se acrecienta”.

Mencionó que este año, tiene “además con la particularidad de contar, por primera vez, con un Colegio Médico que configura un nuevo escenario trascendente, que unifica a todo el cuerpo médico nacional, generando una visión  más integral, con la inclusión de todas las realidades que abordan todos nuestros colegas a lo largo y ancho del país en su práctica profesional cotidiana”.

Haciendo alusión a la medicina de calidad – consigna convocante de esta Convención Médica – , la jerarca compartió con los presentes, reflexiones sobre las dimensiones que implica la calidad, para luego señalar los avances en esta materia de nuestro país”.

Al respecto, indicó que Uruguay es “el único país de América Latina que tiene institucionalizados los temas de Seguridad del Paciente y la Calidad de Atención, tanto a nivel de las instituciones prestadoras como de la Rectoría, con investigaciones que hoy son modelo en el mundo, incluyendo la Encuesta de Comportamientos Disruptivos que tiene mayor número de encuestados y mayor grado de profundización en todo el mundo”.

De la misma manera, “humildes a la hora de aprender, recurrimos a lo que el resto del mundo nos pueda enseñar; pero sin dejar de incorporar nuestros aspectos y valores culturales a la hora de aplicar metodologías e implementarlas”.

Dicho accionar, en los procesos de enseñanza-aprendizaje e investigación, “ha promovido el cambio, pasando del oscurantismo tercermundista, a ser un país pionero en la investigación de avanzada en menos de diez años”.

Asimismo, “la actualización y evaluación permanente a lo largo de toda la vida profesional, debe guiar el espíritu de todas las profesiones de la salud, avanzando al modelo de aprendizaje por equipos”, porque “el actual paradigma no encuentra al médico sólo, sino en el contexto de un equipo con el que comparte su labor, buscando mejores resultados y mayor confort”

Sólo “en el marco del equipo y de la interdisciplinariedad, la calidad es posible. Y esto, que forma parte de la dimensión humana o interpersonal - al decir de Donabedian - incluye también la relación médico-paciente o equipo de salud-ciudadano, donde se abandona por un lado la visión médico hegemónica y por otro lado se abandona la conceptualización del paciente como sujeto pasivo de la opinión profesional, para pasar a ser ciudadano o ciudadana libre de tomar decisiones que afecten su vida y autonomía”.

La “otra dimensión que no debe estar ajena, es la de la salud-enfermedad como procesos sociales”, dado que “la mayor parte de las enfermedades prevalentes son ‘socialmente transmisibles’, recordando los determinantes sociales (…) Hoy más que nunca, sabemos que no hay peor germen ni más resistente, que el de la pobreza, la ignorancia y la desesperanza. Causa mortalidad y deja secuelas, a veces invalidantes”.

Es que “calidad es sinónimo de protocolos, de guías prácticas, de utilización de recursos basados en la mejor evidencia científica disponible.  Pero las sucesivas Convenciones Médicas, han demostrado que es también una lucha denodada por la democracia, la libertad  y los derechos, una permanente alerta contra la mercantilización de la salud y su abogacía como derecho humano” (…).

Por ello, “seguimos tejiendo el sueño del médico que combina el saber y la investigación científica, con la labor en la comunidad, donde la gente nace, vive, trabaja y estudia, comparte, se enamora y sufre, se esperanza… y el médico, deja su huella en el barrio y en el corazón de su población, enalteciendo su calidad científica con su condición humana y humanitaria, donde el más sofisticado medicamento empalidece ante la palabra y el gesto solidario. Nada da mayor confort ni calidez a quien lo necesita”.

A este punto, “es que debemos admitir los retrasos que aún tenemos en concretar el cambio en el modelo de atención, que no es otra cosa que aterrizar el paradigma de la Atención Primaria de Salud. Sin este enfoque, no hay calidad de atención, sino exclusivamente una visión fragmentada y biologicista del ser humano” (…).

Pero también, “luchar por la calidad, es no defender exclusivamente el desempeño médico de acuerdo a ciertos estándares y protocolos, también necesarios. Podríamos agregar  a estas razones de índole científica, como decía Fosalba, ‘argumentos basados en los deberes superiores que dicta la solidaridad humana. Pretender solucionar los problemas médicos al margen de las vicisitudes sociales, no sólo es imposible por las razones apuntadas, sino, que en su esencia psicológica, oculta un condenable egoísmo, una sensibilidad reaccionaria y una inadmisible despreocupación por los superiores principios del bienestar colectivo”.

Muñiz cerró su oratoria, saludando al debate, con la certeza de los aportes sustanciales para el desarrollo y profundización del Sistema Nacional Integrado de Salud.